Category: Opinión Eric Rosas

Álvarez-Buylla y el control de los centros de investigación

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a relación conflictiva del Conacyt con varios centros públicos de investigación empezó desde el inicio del sexenio de López Obrador. Este reportaje ofrece un recuento detallado de lo que ha ocurrido en otros centros, y no sólo en el CIDE; se trata de un contexto general que resulta poco propicio para el quehacer científico.

Tiempo de lectura: 9 minutos

Desde el inicio de este sexenio, el Conacyt de Elena Álvarez-Buylla ha intervenido en al menos cuatro procesos de designación de directores de centros públicos de investigación (CPI): el de Investigación en Óptica (CIO), el de Investigación Científica de Yucatán (CICY), el Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE) y el Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE). En dos de ellos, el CIO y el CIDE, Conacyt nombró a directores afines a Álvarez-Buylla a pesar de que ninguno tiene la aprobación de la comunidad. En los otros dos, el CICY y el INAOE, hubo denuncias ante la Secretaría de la Función Pública (SFP) contra los directores previos que, finalmente, los obligaron a renunciar; eso fue favorable para la titular de Conacyt, pues le permitió –de nuevo– nombrar a directores afines a ella. Pero no sólo se trata de nombramientos, su administración también ha restringido los temas de investigación científica en los CPI y ha usado ciertas medidas –como la investigación por parte de la Fiscalía General de la República contra 31 científicos acusados de “crimen organizado”, las denuncias anónimas contra los directores y la recomendación por escrito de no criticar al Conacyt– para fomentar en los CPI una autocensura que se calla el disenso con el gobierno federal.

Empecemos por el Centro de Investigación en Óptica (CIO). Según Eric Rosas, investigador en esa disciplina, “[Álvarez-Buylla] detuvo irregularmente los procesos de auscultación para designar al titular del centro”. En septiembre de 2018, Álvarez-Buylla, quien aún no asumía la dirección de Conacyt, envió un oficio a Enrique Cabrero, el titular saliente, para solicitarle que se suspendieran todas las convocatorias abiertas que pudieran afectar y comprometer recursos presupuestales. En esos días el CIO estaba a la mitad del proceso de designación de su titular y ya se habían realizado procesos de auscultación. No obstante, ese mismo día Cabrero envió una carta a los miembros del CIO para comunicar que el interinato del director anterior se alargaría hasta la llegada de la nueva administración.

No se sabe a ciencia cierta quién habría sido el director del CIO si el proceso hubiera continuado su curso, pero su freno y reposición le permitió a Álvarez–Buylla nombrar a Rafael Espinosa Luna, investigador de ese centro. De acuerdo con dos investigadores del CIO, que pidieron mantenerse en el anonimato por temor a represalias, y con Eric Rosas, sucedió así pese a que el nuevo director no contaba con el apoyo de la comunidad de investigadores y a que no fue el candidato mejor evaluado en los procesos de auscultación. El 21 de marzo de 2019, al mes de haber sido nombrado director general, Espinosa Luna envió un correo a todos los miembros del centro: les comunicó que el CIO manifestaba “su institucionalidad, lealtad y apoyo incondicional a nuestra directora general [del Conacyt]” –aunque en el mismo correo comunica su apertura a posturas distintas “a título personal”.

Según Alma Maldonado, actual investigadora del Cinvestav (Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional), es normal que los titulares de Conacyt pongan al frente de los CPI a personas con las que tienen afinidad. “No es que no pongas a gente de tu confianza [o] que no pongan a la gente cercana a un proyecto, yo creo que eso siempre ha pasado. Lo que se nota ahorita es un acoso y un nulo respeto por los procesos normales de cambio de los directores”, explica.

El segundo caso ocurrió en el Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY). Algunos meses después de su llegada, en enero de 2019, Álvarez-Buylla solicitó la renuncia de la directora, Beatriz Xoconostle, aunque le quedaban más de cuatro años en el cargo. De acuerdo con una entrevista que Xoconostle concedió en 2019 al noticiero En punto, le pidieron su renuncia por una supuesta indagatoria ante la SFP sin que se le informara cuál era la acusación específica en su contra. Un año y cinco meses después, en julio de 2020, la SFP respondió, a una solicitud de información, que la denuncia no había terminado en sanción grave. No importó porque el problema justificó su salida del cargo, al que había llegado apenas siete meses antes. “A ella le dijeron: ‘o renuncias o te destrozamos la carrera’”, comentó un investigador del Instituto de Ecología (Inecol) que pidió no ser identificado. La Dra. Xoconostle no respondió a la solicitud de entrevista para este reportaje.

— Denise Maerker (@DeniseMaerker) February 14, 2019

 

El tercer caso sucedió el 17 septiembre de 2019. El entonces director del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), Leopoldo Altamirano, publicó en su cuenta de Twitter que había presentado su renuncia. De acuerdo con la carta que dio a conocer en redes sociales, Conacyt le “recomendó” renunciar debido a “supuestas denuncias en su contra”, aunque la SFP aún no le había notificado que existieran (curiosamente, las denuncias comenzaron en 2019 y se presentó una por mes). Altamirano decidió acatar la recomendación “en beneficio de la transparencia, de la vida laboral y estudiantil”. Cinco meses después, el 6 febrero de 2020, Altamirano publicaría un comunicado en el que informaba que la misma SFP había decidido concluir las cinco denuncias en su contra –iban desde acoso laboral hasta asignación de recursos públicos a empresas sin los controles requeridos– debido a que los denunciantes no presentaron pruebas.

En Septiembre pasado renuncié a la DG de @inaoe_mx debido a denuncias en mi contra.

La @SFP_mx me informó que dichas denuncias ANÓNIMAS, fueron concluidas por ausencia de elementos. Los denunciantes no presentaron evidencia que sustentara sus acusaciones. pic.twitter.com/gVAqOT0rSp

— Leopoldo Altamirano (@DrAltamiranoR) February 6, 2020

 

El cuarto caso, por supuesto, es el del CIDE. Varios académicos de este CPI advirtieron que Conacyt convocó a la Asamblea General de Asociados para modificar su estatuto general. De acuerdo con Javier Martín Reyes, jurista e investigador, la reforma busca “legalizar a la mala” el nombramiento de Romero Tellaeche. En la reforma se contempla quitarle al Consejo Directivo la facultad de formalizar la designación del director. De acuerdo con un artículo de Guillermo Cejudo, antiguo secretario académico de la institución, la reforma también pretende quitarle facultades al Consejo Académico del CIDE, el órgano encargado de aprobar reglas internas, crear o desaparecer programas docentes y generar el plan de trabajo. Esta reforma “anula este papel del Consejo Académico y lo vuelve mero espectador de las decisiones de una sola persona [el director del CIDE]”, escribió el profesor Cejudo.

Centralización de la ciencia

Según un investigador del CIDE, que pidió mantenerse en el anonimato, los cambios de directores generales de los CPI se inscriben en un contexto de control y centralización de la ciencia. “Finalmente, lo que buscan es un control ideológico completo sobre los centros, sobre toda la ciencia que venga de Conacyt”, coincide otro investigador del INAOE que también pidió el anonimato.

Desde que comenzó la gestión de Álvarez-Buylla, no sólo han cambiado los directores de los CPI, sino los procesos para hacer investigación. Uno de los cambios más abruptos ocurrió al establecer los Programas Nacionales Estratégicos (Pronaces); se trata de ejes que, según la propia página de Conacyt, “articulan los esfuerzos de investigación sobre problemáticas nacionales concretas que, por su importancia y gravedad, requieren atención urgente”. Según el Plan Institucional de Conacyt, los Pronaces son necesarios porque “no es suficiente [con] que haya una creciente capacidad de generar conocimiento innovador que sea cada vez más citado en revistas de impacto, si ese conocimiento no tiene la capacidad de incidir en la consecución del bienestar de la sociedad”. A partir de esta administración, todas las convocatorias de Conacyt para apoyar proyectos de investigación deben inscribirse en alguno de los Pronaces: salud, educación, soberanía alimentaria, energía y cambio climático, vivienda, agua, seguridad humana, agentes tóxicos y procesos contaminantes, sistemas socioecológicos y cultura.

De acuerdo con los investigadores entrevistados, esto difiere mucho de la política anterior. “Normalmente, la comunidad académica se reunía en comisiones para trabajar en los planes de trabajo del Conacyt (sic), para definir el mismo Plan Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación, y salía algo bastante plural. Ahora lo que ha hecho Elena es llamar a gente afín a ella y definir solamente lo que ellos quieren. […] Cuando tú, en tu escritorio, te sientas a solas y te pones a definir un plan nacional de trabajo, la probabilidad de que lo que tú digas esté equivocadísimo es muy alta”, explica Eric Rosas, exinvestigador del CIO.

“Antes Conacyt se dedicaba a administrar los recursos para que los científicos pudieran hacer ciencia, ahora está tirando línea de lo que debemos hacer. Si no haces algo de eso, pues no vas a tener recursos”, comenta un investigador del INAOE. El mismo Plan Institucional de Conacyt menciona que los Pronaces no sólo se diseñaron con (una parte de) la comunidad científica, sino con las Secretarías de Estado, las entidades federativas y el propio gobierno federal.

Al no haber sido incluidos en los Pronaces, rubros enteros del conocimiento, como la astronomía, están casi imposibilitados para pedir recursos. Además, la nueva administración de Conacyt también disminuyó los montos y tiempos de las convocatorias de ciencia básica que, según un investigador del INAOE, es de donde la mayoría de los investigadores dedicados a las ciencias exactas obtenían recursos. “La ciencia en sí misma es tan amplia que no puede quedar definida por el número de problemas nacionales que hay. No estoy diciendo que no se atiendan los problemas ni los retos nacionales, [sino] que debe tener una forma más amplia, sobre todo para las personas que hacen investigación básica, investigación tecnológica. Hay cosas que se centran en el desarrollo del conocimiento y muchas veces esa primera fase no tiene de inmediato una aplicación, pero hemos visto a través de la historia que sin esa fase, que después se desarrolla y crece, muchas cosas que ahora damos por sentadas no existirían”, explica Juan Martínez del Inecol.

La actual directora de Conacyt ha hablado públicamente de sus intenciones de transformar la ciencia y desterrar a aquella que es “neoliberal”. Durante una conferencia que impartió en el Seminario Zapatista en el Cideci, habló explícitamente de la “ciencia occidental que es la que ha producido los avances más deslumbrantes y quizá más inútiles como la llegada a la luna”.

Álvarez-Buylla también es crítica de los transgénicos y de la biotecnología en general. En un programa con Javier Solórzano en Canal Once debatió al respecto con Beatriz Xoconostle, la misma directora a la que le pediría su renuncia. En septiembre de 2020 Conacyt eliminó a la biotecnología como área de conocimiento del Sistema Nacional de Investigadores, lo que provocó críticas directas del Instituto de Biotecnología de la UNAM. “Llama la atención que un área de conocimiento que no le gusta a la directora del Conacyt sea la primera que ahora desaparece”, advirtió Enrique Rudiño, secretario académico del instituto en una entrevista para El Universal.

“Mientras todo el mundo está trabajando en tecnologías, como la biotecnología, la ciencia de datos, la inteligencia artificial, la computación cuántica o fotónica, mientras todo el mundo está haciendo eso, México no… porque ella lo ha decidido: no va a trabajar en esas áreas. Te estás desconectando de la realidad completamente”, alerta Eric Rosas. “Para ser director de un CPI, no puedes ser dogmático, para ser director de Conacyt, menos”, comentó un investigador del Inecol al respecto.

Facebook: @DrEricRosas
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Fuente: Gatopardo

Exploran en la UG las telecomunicaciones y la fotónica

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Así lo dio a conocer el Dr. Julián Moisés Estudillo Ayala, profesor investigador adscrito al Departamento de Ingeniería Electrónica de la División de Ingenierías del Campus Irapuato – Salamanca de la Universidad de Guanajuato, y miembro del Cuerpo Académico de Telecomunicaciones y Fotónica.

Refirió que, actualmente, el equipo de investigación trabaja con sensores de fibra, los cuales permiten conocer la temperatura y revisar parámetros físicos como presión o peso. Estas mediciones permiten detectar si algunas sustancias, como los aceites comestibles, están adulterados o tienen algún contaminante.

También se trabaja en el desarrollo de una aplicación para detectar el tiempo de maduración de las frutas, con esto se puede conocer el tiempo que le queda de ‘vida’ a la fruta o verdura, garantizando su compra y sobre todo, su consumo. Esta información la podrán tener las y los consumidores a través de sus dispositivos móviles. “Ninguna abeja abandonó la colmena” Pese a pandemia, matrícula de alumnos crece en UG El Dr. Estudillo Ayala señaló que, en el área de comunicaciones y sensores ópticos, se trabaja con dispositivos que han superado otro tipo de sensores, mecánicos, eléctricos y electrónicos, por la mayor rapidez, mayor ancho de banda y por su sensibilidad a diversos parámetros. https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/guanajuato-exploran-en-la-ug-las-telecomunicaciones-y-la-fotonica
En el Campus Irapuato-Salamanca de la Universidad de Guanajuato se trabaja en el diseño de láseres con aplicaciones para áreas tan diversas como medicina, comunicación, alimentos, detección de aguas contaminadas, entre otras.
Así lo dio a conocer el Dr. Julián Moisés Estudillo Ayala, profesor investigador adscrito al Departamento de Ingeniería Electrónica de la División de Ingenierías del Campus Irapuato – Salamanca de la Universidad de Guanajuato, y miembro del Cuerpo Académico de Telecomunicaciones y Fotónica. Refirió que, actualmente, el equipo de investigación trabaja con sensores de fibra, los cuales permiten conocer la temperatura y revisar parámetros físicos como presión o peso.
Estas mediciones permiten detectar si algunas sustancias, como los aceites comestibles, están adulterados o tienen algún contaminante. También se trabaja en el desarrollo de una aplicación para detectar el tiempo de maduración de las frutas, con esto se puede conocer el tiempo que le queda de ‘vida’ a la fruta o verdura, garantizando su compra y sobre todo, su consumo. Esta información la podrán tener las y los consumidores a través de sus dispositivos móviles. “Ninguna abeja abandonó la colmena” Pese a pandemia, matrícula de alumnos crece en UG El Dr. Estudillo Ayala señaló que, en el área de comunicaciones y sensores ópticos, se trabaja con dispositivos que han superado otro tipo de sensores, mecánicos, eléctricos y electrónicos, por la mayor rapidez, mayor ancho de banda y por su sensibilidad a diversos parámetros. https://www.milenio.com/ciencia-y-salud/guanajuato-exploran-en-la-ug-las-telecomunicaciones-y-la-fotonica
Fuente: Milenio

Sin fotónica no hay satélites

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ue el 28 de julio del año 2004 cuando el entonces gobernador del Estado de México, Arturo Montiel Rojas, firmó el convenio para la creación del Fondo Mixto (Fomix) entre el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la entidad mexiquense, fideicomiso que inyectó la inversión semilla para la creación del Centro Regional de Innovación y Desarrollo Espacial (Cride) de la Agencia Espacial Mexicana (AEM), con el fin de construirse en Atlacomulco. Aunque el Fomix, integrado por el Estado de México y el Conacyt, fue finiquitado en octubre del 2020 junto a otros 90 fideicomisos para ciencia y tecnología, la Legislatura mexiquense ha seguido apoyando el desarrollo del Cride; a veces indirectamente, por ejemplo, a través del apoyo a actividades y proyectos educativos. Tal fue el caso reciente de los 70 millones de pesos que se etiquetaron en el presupuesto estatal de 2021 para financiar la formación de jóvenes en ciencia y tecnología espacial, crear un consorcio de universidades mexiquenses para el desarrollo del espacio y reforzar la oferta en licenciaturas y posgrados en estas materias; todas ellas acciones orientadas a transformar al Estado de México en un referente espacial nacional e internacional.

La inversión continuada a lo largo de estos más de 17 años nos demuestra una vez más que la visión y el apoyo de largo plazo —independiente de las preferencias políticas de quienes, en su momento, ocupen los cargos de representación en los tres niveles de gobierno— garantizan la obtención de resultados positivos que generan tecnologías propias aplicables a los problemas específicos de nuestra sociedad. Una muestra es la puesta en órbita, en julio del año pasado, del nanosatélite D2/Atlacom-1, mediante la misión Transporter-2 de la compañía SpaceX; el dispositivo fue desarrollado en conjunto por las empresas NanoAvionics US, Dragonfly y Space JLTZ, así como por la Universidad Politécnica de Atlacomulco.

Este enérgico inicio del Cride de Atlacomulco resulta muy prometedor, sobre todo luego de la reciente confluencia de voluntades, mostrada en la gira de trabajo que a finales de diciembre pasado realizaron en estas instalaciones de la AEM autoridades federales, estatales y municipales. La intención es proveer a la región con todos los insumos necesarios para atraer una masa crítica que pueda detonar una exitosa industria espacial en ese municipio mexiquense. Esto es muy factible porque Atlacomulco cuenta con una infraestructura de comunicaciones bastante atractiva, con accesos carreteros a núcleos industriales importantes en el país, como lo son los instalados en las zonas metropolitanas de los valles de México y Toluca, pero también hacia el norte, El Bajío y el Pacífico. Vialidades que le permiten acceder también a importantes puertos aéreos y marítimos en ambas costas.

Sin embargo, para que el Cride logre constituirse como el impulsor de una industria espacial mexiquense requiere incorporar otros insumos igualmente necesarios. Entre estos destacan las tecnologías habilitadoras óptica y fotónica, que a nivel mundial representan uno de los sectores de mayor valor de mercado, cuyos sólidos avances han mantenido consistentemente tasas de crecimiento anual compuesto del 7% y hasta 8% durante varios lustros, lo que lleva a varias calificadoras —Mordor Intelligence, entre otras— a pronosticar que estas industrias valdrán más de un millón de millones de dólares estadounidenses para 2026.

Y es que son las tecnologías basadas en la generación de la luz, el control y el manejo de sus propiedades las que hoy en día agregan el mayor valor a sectores que van desde el agroalimentario hasta el aeroespacial. Los dispositivos fotónicos habilitan la imagenología satelital gracias a las nuevas cámaras hiperespectrales, el funcionamiento de sensores de fibra óptica para gases tan relevantes en misiones espaciales como el oxígeno, o en el medio ambiente como el dióxido de carbono; las telecomunicaciones al aire libre, basadas en sistemas láser de alta potencia, o la telemetría sustentada en los lídares, que aumentan significativamente su alcance y resolución, etc. Por ello es imprescindible incluir la óptica y la fotónica en los planes de innovación y desarrollo del Cride de Atlacomulco.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

 

Fuente: La Lupa

A arrancar el parche

A

 arrancar el parche

Fecha de publicación:

Eric Rosas

Aquí en La Onda Plana hemos dedicado varias entregas a dar seguimiento a la destrucción del Sistema Nacional de Investigadores (SNI), que emprendiera con ahínco la actual titular del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACyT) desde que se hizo cargo de la dependencia en el 2018. A lo largo de estos casi cuatro años, la bióloga María Elena Álvarez-Buylla Roces fue realizando cambios a las reglas de ingreso y permanencia en el SNI, muchas de éstas incluso aplicadas retroactivamente; también modificó las áreas de evaluación; sustituyó a los integrantes de las Comisiones Evaluadoras con incondicionales a su causa; y hasta llegó a eliminar a la biotecnología como una de las disciplinas evaluables.

Visto ahora en retrospectiva, queda claro que las numerosas modificaciones que la doctora Álvarez ordenó hacerle al Reglamento del SNI tenían un objetivo muy claro: terminar con este programa —clientelar—, mediante la demolición de los pilares que le daban objetividad, credibilidad y prestigio. El ingreso del actual fiscal general de la República al SNI con el nivel III, el mayor, terminó por convertir a este sistema en una surrealista farsa en la que la investigación ha quedado desplazada por la política y el tráfico de influencias. Así pertenecer al SNI ya no tiene valor académico.

Pero en el fondo quizá también había otro objetivo en la mente de la directora general del CONACyT: el de reducir el gasto presupuestal que representa la “nómina” de estímulos que se otorgan a los miembros del SNI. Tres años después es posible trazar una constante en este sentido: retrasos inéditos e inexplicables en la publicación de la convocatoria para que los interesados en ingresar o renovar su permanencia en el SIN tuvieran mucho menos tiempo de reaccionar ante las copiosas e impredecibles solicitudes de documentos; la inclusión de requisitos como la presentación de las cédulas profesionales y de grado que desincentivaron a muchos; los cambios en las áreas de evaluación para que los investigadores dudaran en si su línea de trabajo estaba o no considerada en alguna de ellas; etc.

Pero todas estas triquiñuelas sólo intentaban disfrazar ante los científicos de México lo que en realidad estaba pasando en las finanzas del CONACyT, y que es una brutal reducción en la ejecución de los recursos que año tras año le han venido aprobando en los correspondientes presupuestos de egresos de la Federación; como fue confesado ya por la propia institución, al solicitarle a los evaluadores que prioricen a los agraciados que podrían recibir la beca mediante el mecanismo de prelación —preferencia— que mejor consideren; es decir, el CONACyT ha aceptado que no tiene dinero suficiente para pagarle a la totalidad de quienes formen parte del SNI y por tanto comenzará a discriminar a algunos de sus miembros. Será una tarea interesante para los órganos de fiscalización competentes la de revisar qué es lo que ha hecho la doctora Álvarez con tales asignaciones para que éstas, una vez recibidas del erario, resulten insuficientes para sufragar la totalidad de los estímulos a los académicos mexicanos que forman parte del SNI.

Sin embargo, la coyuntura abre nuevamente la posibilidad para que tal programa desaparezca de una vez por todas y el problema real que dio lugar a su surgimiento sea finalmente atendido: resarcir el poder adquisitivo de los científicos de México. La creación de una plaza de investigador científico dentro del tabulador de la Administración Pública Federal, que esté bien remunerada y adecuada a las particularidades de esta actividad sería el punto de inicio para arrancar este parche.

Lo anterior, dicho sin aberraciones.

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Fuente: La Lupa

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